¿Qué haces cuando pierdes algo que amas?, ¿Qué haces cuando nadie está entendiendo lo que sientes?, ¿Qué haces cuando sólo piensas en los momentos felices y te das cuenta que sólo fueron instantes?, ¿Qué haces cuando miras a tu alrededor y descubres que la gente no es extraña, reconoces que tú eres el extraño?, ¿Cómo le dices al mundo quién eres?, ¿Cómo te explicas a ti mismo, qué te pasa?
Hay días en los que es necesario detenerse, sentarse a replantear metas, sueños y objetivos. Es duro toparse con una realidad, con una verdad que aunque no perseguías es hoy la que te encuentra. Es así como se gestionan las transformaciones, un duro y difícil proceso en el cual te emerges con el objetivo de crecer física, mental y espiritualmente. Un asunto un tanto doloroso, en el que el camino se muestra áspero, duro, hostil y en algunas ocasiones silencioso.
Descubres día a día que el sujeto que conociste y llevaba tanto tiempo usando una máscara hoy se destapa. Si, muestra esa parte que escondió por el miedo al qué dirán. Hoy se muestra desnudo, reconstruyendo y reconociendo lo que es, mezclando facetas, descubriendo que puede mostrase alegre y también triste, sonriente, y serio, puede ser el alma de la fiesta y también puede ser una persona retraída, puede ser misántropo y también un líder. Vaya, ¿cómo le explicas al hombre detrás del nombre que es válido? que a veces es bueno perder, que es bueno llorar, ¿Cómo le enseñas a decir te extraño?, ¿cómo le dices que no se tome las cosas tan en serio sin que su soberbia tome el control de su vida y destruya lo que tanto ama?. ¿Cómo le explicas a tu familia, amigos y pareja que estas cansado?, ¿Cómo le gritas a tu tristeza que te deje respirar?, ¿cómo explicar que no estas así por los demás, sino por ti?
Este proceso tendrá grandes pérdidas, habrá gente que no tenga la paciencia y será cuando decidan partir. Quizá ahí es cuando entenderás, que es eso lo que te enseñó su ausencia. Y entonces sucederá lo que un día me platico una gran amiga; “En el camino de la vida, es necesario soltar y hacer nuestro equipaje más ligero para los nuevos recuerdos”. En ese camino te encontrarás con una que otra perdida de todo tipo, con la familia, amigos, pareja o hasta con uno mismo. Dolerán, dolerán mucho y te vas a cuestionar, te puedes sentir culpable, te vas a interrogar, ¿Cómo es que algo que tanto disfrutabas, ahora ya no lo disfrutas más?, entenderás que el equipaje pesa demasiado y es momento de soltar, es momento de olvidar y de vez en cuando recordar; no para sentirse triste, sino para aprender de todas aquellas lecciones del ayer.
Cuando estés lejos, sabrás y entenderás que las cosas no pasan nada más porque sí. La gente te dice que seas fuerte, sin embargo no te enseñan a cómo serlo, entiendes que el estar solo a veces es el precio de ser libres.
A veces me siento y pienso que quizá no estoy donde quiero estar, pero tampoco estoy en donde estaba antes. Miro a lo lejos hasta dónde he llegado, lo que he alcanzado, lo que logro y lo que aún me falta por recorrer. Hoy veo de cerca el poder que tiene portar una máscara y también veo el poder que tiene despojarse de ella.
A veces soy injusto, soy juez y verdugo, soy malo; a veces me cuestiono por qué debería de disculparme por el monstruo que soy o que fui. Mi arrogancia me enseña que nadie se disculpó conmigo por hacerme así, y cuando lo analizo descubro que soy un irresponsable, porque a final de cuentas ellos no me convirtieron en eso, yo lo elegí.
A veces quiero darme por vencido, quiero escapar por la salida más fácil, huir y empezar de nuevo. Y es cuando descubro que eso que me molesta de la gente es lo que realmente soy. Sí, un celoso, un envidioso, un cobarde, un irresponsable que sabotea lo que construye.
El punto no es lamentarse, el punto es actuar, saber qué es lo que se debe hacer, entender qué quieres hacer y sobre todo qué es lo que quieres ser. El amor puede sanar, puede reparar esta existencia rota, hoy decido quedarme. Hay veces en las que me siento pequeño, no tengo ganas de levantarme, y es entonces cuando entiendo que todo este tiempo he estado de pie, por eso siento cómo voy cayendo. Me tragaré mi orgullo pues esta vida es la que amo. Hoy no quiero partir, aún no.
Sé que en el fondo no quiero darme por vencido. No puedes saber quién puede hacerte daño pero sí puedes elegir quién te puede hacer feliz. Hoy comprendo que acepto al nuevo yo. Entiendo que quizá haya rechazo, sorpresa, admiración o desilusión, pero esta vez no pretendo hacerle caso a los de afuera, quiero escuchar al de adentro, al que me acompaña todo el tiempo, el que toda mi vida me seguirá, el que ha estado en mis momentos más tormentosos, el que también me ha consolado en mis noches de reflexión y llanto, el que me ha extendido su mano y me ha sacado del hoyo.
Hoy busco algo que me haga feliz, una charla, una buena vista, una caminata nocturna, una visita al teatro o al museo, hoy busco este cambio por mí y para mí.
Quiero un aire nuevo, que mi sonrisa sea mi nuevo amuleto, no quiero recordar el pasado porque me pone algo triste, quiero caminar despacio, soltar mi amargura y mi angustia, dejarme de preocupar por lo que pasa y mejor hacer que las cosas pasen. Entiendo que debo ser paciente, que hay que pasar por lo peor para conseguir lo mejor, hoy debo bajar los escudos, romper las barreras, soltar los miedos.
Cada una de las personas pasó por algo en la vida que lo cambió de forma tal que jamás podrá volver a ser la persona que fue antes. Hoy te invito a dejar de pensar tanto, porque a veces de tanto pensar rompes tu corazón.
Hoy toma tu vida y libérate de nuevo, haz un nuevo recuerdo de esto.
By: Abraham Rocha Rdz