Una voz suena en mi cabeza. No soy yo.
De pequeños, todos teníamos miedo a encontrarnos con fantasmas. El solo hecho de imaginarlos debajo de nuestra cama, detrás de nuestra puerta o dentro de nuestro guardarropa nos resultaba atemorizante.
Conforme vamos creciendo, aprendemos que los fantasmas no moran debajo de las escaleras, o en cualquier rincón que albergue oscuridad… los fantasmas moran dentro de nosotros mismos. Los fantasmas se introducen en nuestra mente y en nuestros pensamientos con distintos disfraces.
Unos fantasmas se disfrazan de miedo o angustia, otros de ansiedad, otros más de depresión, muchos más de baja autoestima; pero independientemente del disfraz que nuestros fantasmas tomen, todos trabajan para un mismo fin: impedirnos disfrutar de nuestro presente y de todos los regalos y bendiciones que tenemos.
El fantasma de la angustia y la ansiedad se encarga de susurrarnos al oído que nunca podremos llevar a cabo los planes que tenemos en mente, cumplir nuestras metas, deseos o más grandes anhelos. Se empeña en hacernos dudar del potencial que poseemos, de nuestra capacidad de hacer cosas grandes.
El fantasma que se disfraza de depresión, muchas veces nos quiere ver atrapados en los tropezones del pasado, pues detesta que alguien salga adelante aceptando sus errores y aprendiendo de ellos. Este fantasma es uno de los más negativos, pues se encarga de recordarnos nuestros errores, sin mencionarnos que así de imperfectos nos debemos querer.
Otros fantasmas peligrosos son los de la baja autoestima, pues no permiten que una persona se ame tal cual es, con virtudes y defectos, con sus valores y los errores que ha tenido. Este fantasma desea que seamos infelices, que sintamos envidia y egoísmo, que no estemos satisfechos de nosotros mismos.
Pero aquí viene la parte más interesante. A ti, querido lector, te fue dado del cielo un gran don: el tener el poder de aniquilar a estos fantasmas.
Estos fantasmas si bien están rondando sobre personas que llevan su vida feliz, les incomoda ver a alguien diferente a ellos. El arma de ellos es el odio, pero tú querido lector, tienes en tus manos un arma más poderosa:El amor.
Ama y esos fantasmas no dudarán ni un momento en abandonar tus pensamientos. Una persona valiosa, como tú, no tiene espacio para ofrecer una morada a tales enemigos. Ámate, el amor propio es incondicional. Siempre estará ahí para ti, perdonará tus errores, te ayudará a superarlos y a aprender de ellos.
Ámate y podrás amar al prójimo con quien diariamente convives. Ámate y tendrás conocimiento de tus capacidades, de tu inteligencia, de tu potencial. Verás que no hay imposibles, que puedes cumplir todas tus metas. Ámate y sabrás que también eres amado. Sabrás que Dios te ama, que tu familia te ama, que tus amigos te aman, que tu pareja te ama… pero hazlo, que estos fantasmas son los que obstaculizan lo que siempre has querido sentir y hacer.
Amor, cariño, potencial, capacidades, talentos… no permitas que los fantasmas se adueñen de lo que sólo a ti te pertenece. Son tus sueños, tu amor, tus metas, tus talentos, tú vida, tu valor.
Aniquila los fantasmas con amor y con paciencia. Sentirás tu verdadera esencia. La de un ser único, amado, irrepetible, especial, bondadoso, valioso, hermoso, capaz de hacer todo lo planeado, de emprender metas, de perseverar en sus sueños. Y cada vez que piensen en volver, tú habrás adquirido todas las armas necesarias para combatirlos y alejarlos de ti.
Y una vez que esos fantasmas no encuentren sentimientos negativos en ti, sabrás que eres capaz de mucho,
QUE RESULTASTE SER MÁS FUERTE DE LO QUE PENSABAS.
ABRAHAM ROCHA RODRIGUEZ
DEDICATORIA: ARELI CID MARTINEZ , JAZMIN JUAREZ, DAVIID FRANCO, JOSE NOVELO, DIANA APONTE, KATIA HERNANDEZ, ENTRE OTROS MENOS IMPORTANTES
CADA UNO DE USTEDES HAN FORMADO PARTE DE MI VIDA DE UNA U OTRA MANERA
DEDICATORIA ESPECIAL: TERESA RODRIGUEZ (MADRE) EMMANUEL ROCHA RDZ (HERMANO)
GRACIAS A MI FAMILIA POR TODO EL APOYO